Copiado delicioso

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Me encontré con este texto en el blog de El Hombre Que Comía Diccionarios, lo mejor será ir para alla, pero para que dar un click si lo podemos poner de una vez aqui:

La Distancia Estética
Veamos ahora más ejemplos de esta violación.

Un actor interpreta a un pianista. El actor se sienta a tocar, y la cámara se desplaza, sin cortes, hasta sus manos, para asegurarnos, a nosotros el público, que está tocando de verdad. Los cineastas, como vemos, se han tomado la molestia de mostrar a los espectadores que no hay truco, pero, al hacerlo, sólo nos han dicho que el actor que interpreta el papel sabe tocar el piano de verdad. Con ello se pretende disipar una preocupación que no tenemos. En ningún momento nos hemos planteado si el actor sabía tocar el piano de verdad. Hemos aceptado la palabra del narrador al asegurarnos que el personaje sabía tocar el piano, dado que dicha aceptación nos ha parecido naturalmente esencial para entender la historia, pero, cuando la cámara cambia de ángulo y desciende hacia los dedos del actor, experimentamos, de hecho, lo siguiente:

CINEASTA

Voy a contaros una historia sobre un pianista.

PÚBLICO

Ah, qué bien: ¡a ver qué le pasará!

CINEASTA

Pero antes, me tomaré la molestia de aseguraros que el actor que veis en el papel del héroe sabe tocar el piano de verdad.

Este detalle no nos ha importado hasta que el cineasta lo ha sacado a colación, y en este momento nos hemos dado cuenta de que, en lugar de estar contándonos una historia, se nos está ofreciendo una demostración. Nos quitamos el sombrero de «público» y nos ponemos el birrete de «juez». Y, como jueces, consideramos que la demostración es concluyente, pero, al hacerlo, nos vemos arrancados del drama. Se ha violado la distancia estética.

Así que eso es la distancia estética.

Bambi contra Godzilla, David Mamet
Traducción: Carlos Milla e Isabel Ferrer

 

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