Esta es una carta de la memoria. Una especie de pequeña caja de recuentos.
Empiezo recordando el primer stream de audio que escuche de una orquesta sinfónica; asombrosa experiencia de transmisión en vivo y con calidad de radio antiguo, quizás de mis primeras veces que entre a Internet en la escuela.
Recuerdo encontrar los mp3, las taxonomías a veces en forma de nubes, los catálogos y luego los buscadores, las galerías de fotos, las estadísticas, los top 10 (aun que siempre los haga menos), las animaciones en flash y luego las animaciones que ya no son en flash.
Recuerdo las primeras veces que escribí en la wikipedia. Un artículo sobre el Kitsch y otro sobre las instalaciones (artísticas).
También recuerdo las platicas y discusiones en listas de correo, que luego se convirtieron en chats y luego en comentarios de blogs y luego en pequeñísimos tweets.
Recuerdo el software libre y no tan libre que se podía bajar. Sistemas de publicación, administradores de contenido para instalarse y sentirse frustrado. Sistemas operativos para mirar de otra manera el escritorio o para hacer como si fueran otras ventanas. Servidores para correr no sé qué tanta cosa.
Finalmente se recuerdan los contactos, luego los amigos y luego los amigos de los amigos y más interesante aún las amigas y las amigas de las amigas y al final el puro contacto al azar que te lleva a una relación bastante en forma. Pura virtualidad y no tanta. Trabajo y pasiones de muchos años o de poco tiempo mirando pantallas.
El recuento puede ser extenso. A veces de tan cotidiano parece difícil procurarle amor al internet, como la electricidad el internet ( o será la internet?) pareciera algo que solo se aprecia cuando se va.
Carta que escribi como parte del proyecto yoamointernet