En este mes de la patria, de la celebración de la independencia de México, es bueno abordar el tema de lo nacional. Una parte de la identidad se compone, con cierto miedo para quienes gustan de la profundidad, de símbolos, imágenes y objetos de rápido reconocimiento, cosas como La bandera, los colores patrios, la música de Mariachi.
En parte esto es lo que nos une en lo nacional, imágenes que nos permiten reconocernos como parte de un país y no como miles de pequeños lugares y personas con sus propios intereses y relaciones. Esto no significa que una bandera no tenga toda una larga historia detrás de ella, significa que en términos de establecer una celebración de la independencia se buscan puntos en común que no requieran demasiado para ser aceptados, reconocidos y que no impliquen conflicto o critica, lo nacional siempre tiene este carácter homogéneo, la diversidad si se llega a representar es solo a nivel de color, de variante que refuerza la idea central.
Gráficamente este carácter homogéneo es difícil de romper y la pretensión de hacerlo generalmente solo tiene un carácter laboral y sexenal, la oposición a estos cambios estará siempre presente en parte por el juego político, pero también por una necesidad más general de verse reflejado en imágenes estables y tradicionales.
Tal vez el control de estos símbolos nacionales tiene un sentido político más grande, un sentido casi religioso, de Moisés intentando la mirada monoteísta, en un paisaje listo para el politeísmo de lo regional.
Este post esta inspirado en un mea culpa de lo mexicano que vale la pena leerlo en el blog de averadiante