Este documental trata sobre un artista brasileño muy conocido, Vik Muñiz que trabaja principalmente con materiales reciclados y que decide armar un proyecto de ir a un basurero enorme en Brasil para hacer unas imágenes y de paso cambiarles la vida a un grupo de personas que trabajan en el basurero (me gusta que a los pepenadores allá les llaman catadores, muy buen nombre), el artista busca las dos cosas al mismo tiempo, hacer obras y ayudar a la gente.
Este documental me gusto, quizás no tanto por las obras que se producen que me parecieron cursis y convencionales (algunas me gustaron, otras no) si no por esta premisa tan actual en los artistas que intentan ir más allá del arte y entrar a la vida, que su producción tenga un impacto en los participantes, que al ir a tomar fotos a un lugar no solo se tenga un documento (como un periodista) si, no también que el artista se involucre y cambie ese entorno en el que actúa.
En el documental se da un momento en el que se discute si a estas personas que viven vidas modestas en un basurero se les debe dejar donde y como están o si al entrar en contacto con un artista reconocido internacionalmente, deben cambiar su vida o mejor dicho si el artista debe cambiarles la vida.
Para mi esa es la parte más interesante del documental y que lo ligo con otros dos documentales que acabo de ver, uno mucho más viejo Les glaneurs et la glaneuse de Agnès Varda en el cual no se pretende cambiar a la gente que recolecta, si no solo mirarla, explorar, un segundo documental sobre los hijos de prostitutas en Calcuta en el que una fotógrafa se desvive enseñandoles fotos a los niños e intentando sacarlos de esa vida difícil y con un futuro muy claro y terrible.
¿Como nos cambia la gente que conocemos? ¿como cambiamos a la gente con la que entramos en contacto? como nos llenamos de cambios o de experiencias o como solo pasamos, esos es lo que realmente me puso a pensar este documental de waste land.